19/6/09

filosofando sobre cosas tempranas


MIRA LOS PÁRPADOS CAÍDOS DE MI PERRO, no es que ya este viejo, es que se levantó de golpe con el susto que me dí al despertar de la pesadilla que tuve anoche. Aquí ya no se escuchan los pájaros como es lo que decían, solo logro escuchar pesados metales con ruedas en una cosa plana que llaman pavimento. El sol no se ve por ahora; sus rayos aún no penetran por la capa gris del cielo. Abro por fin los ojos; pero no a tiempo. Tropiezo con un basurero. Caigo. Subo a la cocina para servirme en un vaso de litro, cereal y rellenarlo con leche. Se me va el pedo y tiro la leche. No me doy cuenta. Mejor siento el azúcar tronar entre mis dientes junto con el harina que hace 3 segundos eran donitas con sabor a manzana ahora solo queda la gota que suena desde el otro lado de la casa la gota y la gota que caen en la cubeta que está en la regadera ya que me he terminado de bañar. Aún no tengo pantuflas, siempre se me olvida comprarlas...

"Y tú, joven terco. Que solo dices disfrutar de la vida holgazaneando. Vístete ya y vámonos al parque, para que conozcas una buena chica y te cases pronto. Que ya me tienes cansado, niño" - me grita mi abuelo desde la sala; en donde lee el periódico todos los días muy temprano por ahí de las 5.

Sin un pretexto mas agarro las llaves, meto los pies en los huaraches viejos; agarrando también la libreta azul. Para mí todavía es muy temprano y yo le digo a mi viejo que prefiero escribir. Por ahora ando a dieta de eso que él llama echarse un "taco de ojo".

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