La voz del echo es mía sin que él lo sepa, pero aunque lo supiera, nunca le ha importado.
Compartimos sueños; somos un par de seres adormilados del lado derecho.
Mientras yo me duermo él despierta y viceversa.
Me cansa un poco no despertar rápido.
Nos atolondramos y ahí me quedo persiguiendo la pared.
Allí nada es parecido, nada es pasivo; todo fluye, todo crece.Nada es realmente falso
pues al pensarlo
ya es parte un cierto universo personal.
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